Nuestro festejo de Navidad es una amalgama de costumbres, mitos y tradiciones de distintas culturas. No se conoce el día exacto del nacimiento de Jesús, pero se sabe que el papa Julio I, en el año 350 d.C., estableció que se celebrara el 25 de diciembre.
Este día era cercano a las festividades del solsticio de invierno que se celebraban en la antigüedad por muchas religiones. En Roma se rendía homenaje a Saturno entre el 17 y 23 de diciembre, y era, además, el tiempo donde terminaba la siembra y, para festejar, las personas se entregaban regalos, comían y bebían en abundancia y pedían a los dioses que les dieran una buena cosecha; a estas festividades se le conocía como Saturnales.
La Nochebuena se empezó a conmemorar desde los primeros siglos del cristianismo; en la edad media se celebraban tres misas, la primera a medianoche, y fue ésta la que se hizo más popular; todavía hoy se conoce como "misa de gallo" -en las culturas paganas, el gallo, simbolizaba fecundidad y renacimiento, además, anunciaba la salida del sol- y en las ceremonias religiosas se replicaba su canto, a la medianoche, por un niño o un pájaro que se llevaba para anunciar que Cristo había nacido.
No se sabe cuál fue el Belén más antiguo, pero fue San Francisco de Asís quien popularizó la costumbre de armar un pesebre desde el siglo XIII.
Por otro lado, Santa Claus es una representación de San Nicolás, obispo de Myra en Turquía; nació en el 270 d.C. y cada Nochebuena regalaba juguetes -que él mismo hacía- a los niños de la comunidad.
En cuanto al árbol de navidad se sabe que pueblos antiguos veneraban la divinidad de los árboles, y adornar, en este caso, el árbol de navidad con luces y esferas, se hacía con la intención de que en la primavera todos los árboles y las plantas pudieran florecer y dar fruto. Al llevar el árbol a las casas se buscaba atraer la prosperidad y la fertilidad a las familias.
En resumen, aún tenemos el pesebre, el árbol, la cena de Nochebuena, las misas conmemorativas y a Santa Claus como símbolos para evocar la Natividad, pero sobre todo, independientemente del culto religioso que se profese, en esta fecha se busca estar en compañía de las personas queridas, se desea que todos sean felices y que a la siguiente vuelta al sol nos encontremos de nuevo para agradecer, festejar y renovar las esperanzas de un mundo mejor.
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