HONDO MISTERIO ES ÉSTE DE LA ENCARNACIÓN.
En él Dios se humanó. Adán, un hombre, puso en pecado al mundo. Sólo otro hombre podía redimir la culpa.
En eso consiste lo que hay de profundamente humano en lo divino. Y en eso consiste también lo que hay de profundamente divino en nuestra humanidad.
El cristianismo funde en una sola naturaleza a Dios y al hombre. Dios se hizo humano para divinizar al hombre. El hombre, transido de divinidad, busca dar plenitud en él a la imagen y semejanza de su Dios.
He ahí el misterio de la Navidad: Dios viene a buscar al hombre, cuya más honda vocación es la búsqueda de Dios. En el portal de Belén se da el precioso encuentro.
Sean todos los días de nuestra vida una celebración del Dios que se hizo hombre y del hombre que quiere hallar a Dios. Sean todos los días de nuestra vida una continua Navidad.
¡Hasta mañana!...