Mónica Álvarez, el rostro de un legado familiar que persiste y se expande
Desde muy joven, Mónica Álvarez tuvo una inclinación clara hacia la administración del negocio familiar que surgió con su abuelo Rafael Álvarez y se acrecentó años después con la visión y el arduo trabajo de su padre, el charro lagunero, Salvador Álvarez Díaz.
La menor de seis hermanos recuerda cómo después de salir de la escuela, hacía las tareas en el autobús de regreso a su casa, para luego llegar, dejar la mochila, e irse al rancho con su padre.
Fue y ha sido su mano derecha desde entonces. Ahora, detrás del escritorio de la oficina principal del Rancho “El Refugio”, adornada con fotografías familiares, diplomas y reconocimientos, la administradora del Grupo Álvarez, encargado de producir leche y ganado en la región lagunera, habla de sus más de treinta años dirigiendo y expandiendo los horizontes del legado familiar.
¿Te dedicaste a la Administración porque ya sabías que administrarías las empresas familiares?
Desde chica siempre me encantó la administración y siempre se me dieron los números. Incluso mi papá antes de que tuviéramos esta oficina, y la teníamos en la casa, ahí me le pegaba yo a la contadora, a la secretaría y me ofrecía a ayudarles y hacía las conciliaciones bancarias.
¿Actualmente cómo percibes el estado de la ganadería en la Comarca Lagunera?
Con muchísimos cambios, sobre todo en lo fiscal. También la forma de manejar la empresa, no se compara la forma de trabajar, la maquinaria, la gente, la ideología de las personas. A mi papá le tocó ordeñar a mano y ahorita manejamos todo computarizado.
Desde que entra la vaca a la sala de ordeña se identifica el número de vaca porque cada una tiene su historia en la computadora, tú sabes si comió, si no comió, si está enferma, cuántos partos ha tenido, es más detallada.
¿Ha sido difícil adaptarse a las nuevas tecnologías de la industria ganadera?
Tú tienes que irte adaptando a las circunstancias, porque si no te quedas atrás. Yo a veces le digo a la gente: no podemos estar trabajando como mis abuelos, tienes que irte actualizando. Tú tienes que renovar tu equipo y las empresas te van ofreciendo productos que van acorde al momento que vivimos y todo está sistematizado y así puedes tomar mejores decisiones. Hay gente que decide no utilizarlas, pero el costo de producción es más alto.
¿Cómo empezaste a dirigir este legado?
Desde que me gradué, yo me pensaba ir a otro lado, pero mi papá no me soltó, me dijo casi que nomás esperaba que me graduara para que le ayudara a la empresa. Y él siempre me dijo que yo iba a ser su brazo derecho. Incluso cuando me casé, me fui a vivir a otro lugar y no, me jaló, me trajo otra vez.
¿Qué tan difícil ha sido dirigir la empresa estos últimos treinta años?
Yo creo que nada es fácil, pero mientras tú te propongas y brinques los obstáculos y vayas buscando nuevas formas de trabajar, pues hay que buscar y el objetivo es que el negocio sea productivo. Ahora en mi familia estamos en la etapa donde ya está participando la tercera generación en el negocio y el objetivo es que prevalezca esta empresa por mucho tiempo más.
¿Lo trabajador lo heredaste de tu papá?
Yo digo que sí, que más bien uno predica con el ejemplo. Y él es mi mejor ejemplo y mi maestro.
Siendo mujer, ¿fue difícil empezar a dirigir la empresa familiar?
Siempre ha existido esto de que por ser mujer te etiquetan y es como si no pudieras, pero uno tiene que demostrar que uno es igual de capaz, ni más ni menos que los hombres.
Al principio que llegué aquí, pues soy la más chica de la casa, soy mujer y gracias a Dios la gente que trabaja con nosotros me conoce desde chiquita. Aunque al principio sí hubo una renuencia, pero mi papá me dio el don del mando y me dio mi lugar y siento que me he ganado el respeto de la gente y por eso estoy aquí.
¿Cómo te sientes de seguir trabajando en el negocio familiar?
Yo desde chica tenía muy claro que quería seguir y más porque yo he visto cómo ha trabajado mi papá y de las cosas que él careció. Pienso en tanto que le costó trabajo y esto es para que continúe de generación en generación.
¿Cuál es la mejor enseñanza que te ha dejado tu papá?
(Ríe) Varias. Su fuerza, su honestidad, su visión, sobre todo el siempre ir más allá para ir mejorando las cosas. Yo me identifico al cien con mi papá, desde chiquita. Dice que nomás me faltaron los bigotes para parecerme a él.
El 90% de tu equipo de trabajo son mujeres, ¿es casualidad o hay una intención de que así sea?
Nosotros no tenemos tanta rotación y casi toda la gente que trabaja aquí fue seleccionada por mi papá y aquí están desde entonces. Y las nuevas personas que han llegado, pues tengo algunas madres solas y esas mujeres que sacan adelante a sus familias, pues yo las valoro mucho y sí tengo una inclinación más a que sean mujeres.
¿Te sientes una mujer poderosa?
Sí, yo creo que sí, porque gracias a Dios que me ha dado muchos dones, que me ha gustado mucho desarrollarme. Poderosa desde el punto de vista de que soy capaz de hacer muchas cosas y que si algo me lo propongo lucho hasta tenerlo.
¿Tienes alguna inspiración?
Pues bueno, yo creo que has visto que obviamente mi papá es mi héroe. La verdad es que es la persona que yo admiro mucho y que a pesar de su edad todavía está al pie del cañón. Desde que yo era pequeña éramos amalgama.