Un corazón Lagunero en el acuario más grande de LATAM
Mijail Mejía Cervantes en un joven orgullosamente originario de San Pedro de las Colonias. Su amor por la Arquitectura, lo llevó a participar en uno de los proyectos más grandes en la historia, no solo de Mazatlán, sino de México.
Su historia se remonta a la época de su niñez, donde una personalidad reservada sirvió como impulso para seguir un sueño.
“Remontándome un poquito a mi infancia, el gusto por la arquitectura tiene un profundo enlace con mi forma de ser, ya que era muy introvertido y eso facilitó el desarrollo de mis habilidades de observación. Cada vez que entraba a un espacio público como un museo o una iglesia, le prestaba más atención a los detalles del lugar que a las personas. Ahí despertó mi curiosidad de “¿cómo funcionan las cosas?”, siendo la magnitud de las edificaciones y sus detalles donde enfocaba toda mi atención”.
Egresado de la carrera de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Coahuila (UAC) y habiendo realizado su tesis en la Universidad Nacional Autónoma de México, Mijail comenzó su aventura laboral con pequeños proyectos de Residente de Obra en las construcciones de Fraccionamientos privados en la ciudad de Torreón.
Con el tiempo llegó la práctica y la experiencia, que lo llevaron a tierras hidrocálidas. Sin embargo, el proyecto en Aguascalientes se trataba de una línea de gasoducto, lo cual estaba muy lejos del sueño inicial.
“Empecé a perderme un poco en lo que me gusta de la Arquitectura, por lo que decidí tomar otro camino, que me llevó de regreso a La Laguna. En Torreón encontré la oportunidad de formar parte de un equipo de Administración de Proyectos, con el cual desarrollamos el complejo comercial ‘Plaza Almanara”.
Una vez que terminó el proyecto, y gracias a la excelente actuación del equipo, Mijail fue recomendado para supervisar uno de los proyectos más importantes en el país, el nuevo Acuario de Mazatlán.
“La misma empresa nos recomendó para supervisar y en cuanto mencionaron las palabras ‘acuario de Mazatlán’, yo supe que tenía que estar en él, por lo que emprendí una nueva aventura lejos de La Laguna”.
“Nosotros llegamos a manera de supervisión de obra y a penas había plataformas, por lo que continuamos dibujando la huella del acuario. Nos tocó desde el inicio, comenzar con los cimientos y revisar que todo funcionara de manera adecuada”, dice el lagunero.
Esta aventura comenzó en junio de 2019 y desde entonces el joven arquitecto ha aprendido mucho estando fuera de su tierra natal. “Obviamente llegas con conocimientos y nociones de lo que es la construcción, pero cada proyecto es distinto y te deja una enseñanza nueva.
“Aquí, en un proyecto tan particular, tan diferente a lo habitual, obviamente te deja una marca importante. Sobre todo por las dimensiones de la construcción y lo que significará para la ciudad y para México.
De hecho, a modo de referencia, no se tomó en cuenta ningún lugar que exista en el país, sino que estudiamos con detenimiento los mejores acuarios del mundo, como el Georgia Aquarium en Atlanta, EUA o el Acuario de Vancouver, Canadá”, comparte entusiasta Mejía Cervantes.
El acuario mazatleco, desde antes de su inauguración, tiene una meta: ser el más grande de Latinoamérica. “Teníamos que irnos a lo grande, aunque como el proyecto sigue vivo, por lo que no es posible aún hacer públicos los datos, pero será verdaderamente impresionante”.
El concepto del lugar será el siguiente “una embarcación náufraga, que emerge de las profundidades”.
“De ahí viene ese tono particular que se le dio al concreto, ya que los muros son de concreto pigmentado. Se buscó un tono que asemejara el óxido que se produce en una embarcación cuando ha pasado mucho tiempo en las profundidades, simplemente seguimos la inspiración de la proyectista que es Tatiana Bilbao.
Las dimensiones del lugar son masivas “y esto precisamente fue lo que me generó nostalgia, lo que me llevó a los recuerdos de mi infancia, donde mis ojos observaban con detenimiento los espacios en que se perdía la escala humana”.