Era (o tal vez siga siendo) el cántico que los aficionados ingleses entonan a los alemanes cuando las selecciones de futbol se enfrentan. Esta semana volvieron a verse las caras en la UEFA Nations League, con empate a un gol, y ello es motivo suficiente para repasar esta casi centenaria rivalidad futbolística.
Se sobreentiende. Dos Guerras Mundiales y una Copa del Mundo, en referencia a lo sucedido en el ámbito bélico, pero también en lo futbolístico, precisamente en la Copa del Mundo organizada en 1966. Sin embargo, aunque algunos pensaran que para los alemanes hay más rencilla con otros países (de nuevo, tanto en lo deportivo como en lo político) como Holanda, Bélgica o Estados Unidos; y para los ingleses fuera más importante medirse en la propia isla ante Escocia o las Irlandas, ciertamente el equipo de la rosa y los teutones tienen una historia digna de ser contada.
En 1938 el primer ministro británico ordenó al seleccionado inglés, que se medía ante Alemania en Berlín, realizar el saludo nazi previo al encuentro (ya dentro de la cancha) para la complacencia de sus anfitriones. Aquella imagen bochornosa puede perdonar, hasta cierto punto, a un grupo de futbolistas que no entendía muy bien qué es lo que pasaba (ni mucho menos qué estaba por ocurrir) en ese momento. Ellos solamente seguían órdenes. Sobrará contarlo, pero Inglaterra ganó 3-6 aquel día.
Vino la Segunda Guerra Mundial y con ello el parón más que evidente, no solo del futbol, sino del mundo, y esos años no sirvieron sino para escalar el tono de la rivalidad entre estas selecciones. Suiza 54: una Alemania que ganaba el Mundial con el famoso Milagro de Berna, veía abollada su corona contra los ingleses. Nueve años después de aquel conflicto bélico, el título servía para la reestructuración económica alemana.
Segundo Tiempo
Doce años después, los anfitriones eran los tres leones. Y el destino los juntaba nuevamente para definir el campeonato en Wembley. Tiempos extras luego de la igualdad en el reglamentario, y la polémica: un gol concedido a los ingleses sin que el balón terminara por rebasar completamente la línea.
El equipo de la rosa levantaba la Jules Rimet de la mano de Gordon Banks, Bobby Moore y Charlton. Aquel día había más de 97,000 personas en el estadio. ¿Qué hubiera pasado si se repetía el Maracanazo?
Y como el destino es caprichoso, para México 70 se volverían a medir. Otro juegazo, otra vez tiempos extras pero ahora un ganador distinto: la Alemania Occidental terminaba remontando un 0-2 y de la mano de Gerd Müller en tiempo extra mandaba a los teutones a las semifinales, donde acontecería el partido del siglo, frente a los italianos. Ese juego enmarcaría la legendaria imagen de Franz Beckenbauer jugando lesionado y con el brazo vendado.
Dos décadas más tarde, en las semis de Italia 90, Lineker enviaba el juego al alargue a 10 minutos del final, sin embargo, en penales caerían los ingleses 4-3 concediendo así la revancha teutona a la Argentina de Maradona que enfrentó en el 86. Y para 2010 tenía que suceder otra vez. La cara de Lampard llevándose las manos a la cabeza, sin poder creer el gol que no se le concedía a su equipo en los octavos de final en Sudáfrica. Esta es una rivalidad histórica que no ha dejado de crecer, ni a nivel de clubes, donde por ejemplo, el United remontó increíblemente al Bayern en la Final de Champions del 99.
Tiempo Extra
En lo que regresa el habitual futbol de clubes, las ligas y copas alrededor del mundo, uno puede disfrutar con las selecciones en partidos "oficiales".
Hoy Inglaterra se medirá a Italia en la Nations League, y volverá a verse contra los alemanes (en este mismo torneo) hasta el 26 de septiembre.