
Las amigas de Senobia Cerrud continúan encarnando su legado tras su fallecimiento (CORTESÍA)
El ojo fílmico de Pilar Moreno y Ana Endara fue capaz de registrar la historia de la artista Senobia Cerrud, una mujer de un pueblo panameño llamado Paritilla que transformó su humilde casa en un museo. No obstante, la realidad retratada por el documental Para su tranquilidad, haga su propio museo (2021), ahonda en temas mucho más profundos: Senobia fue irreverente, ejemplo de revolución en una comunidad donde las mujeres carecen de voz.
"Me parece que ese tipo de arte (fuera de las instituciones) nos enseña mucho, porque, a veces, cuando estás dentro del sistema artístico, terminas moviéndote por razones un poco accesorias, que no son tan nucleares como la obsesión de buscar, la obsesión de que te acepten en una bienal, de que un jurado respalde tu trabajo y puedes terminar perdiendo el espíritu inicial con el que haces las cosas. Desde mi punto de vista, un artista es alguien que tiene algo qué decir, algo pertinente a su tiempo espacio y que encuentra un lenguaje especial para decirlo. Estos artistas espontáneos trabajan por la necesidad y el placer de crear", comenta Pilar Moreno.
Para las directoras, colocar la lente en este tipo de artistas espontáneos, permite proyectar toda su enseñanza, más allá de los detalles anecdóticos. Se trata de un arte del que se puede aprender desde el concepto de resistencia, disponible también como herramienta para el cambio social. Es el arte que se libera de los formatos y llega hacia otros límites.
Ambas creadoras fílmicas acudieron a la edición 37 del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG), donde su película fue proyectada en las distintas pantallas del evento. Fue precisamente en la Perla Tapatía, donde El Siglo de Torreón pudo dialogar en exclusiva con ellas y reflexionar sobre la temática del trabajo, el desarrollo creativo de una artista fuera de las instituciones y la cuestión del género en las comunidades rurales de América Latina.
Retratar una ausencia
Hace dos décadas, Pilar Moreno comenzó a recolectar historias que tuvieran esta esencia. El destino la transportó a Panamá, donde pudo conocer a Senobia en un pequeño pueblo. Allí conoció su capacidad creadora y la visión libertaria que ostentaba ante la vida. Años después, la directora regresaría a tierra panameña para confeccionar el documental, pero Senobia ya había fallecido. Esa ausencia motivó aún más a las cineastas para emprender el proyecto.
"Su obra es muy libre, es muy fresca, está hecha sin ataduras, sin compromisos y por eso mismo es tan potente. Los temas que está tratando en sus obras, tienen que ver con esa situación de mujer mayor sola en el campo, de mujer mayo que desde ahí reivindica su derecho a tener una vejez divertida, donde se la pase bien, en la que tiene un derecho a tener una vida afectiva, a ser amada, a crear. Esa es la reivindicación de su obra".
Sin la presencia física de Senobia, el documental muestra entrevistas con sus amigas y vecinas. El rostro de la artista se construye a través de ellas. Cada recuerdo, descripción y detalle sobre su humanidad, aporta herramientas para que el espectador sea capaz de filmar a Senobia en su propia imaginación. Además de aportar una voz en off que trata de emular su voz, a través de textos de Senobia reconstruidos por Pilar Moreno.
"Creo que el cine es un arte colaborativo, para hacerse necesita la colaboración, pero ahí no termina. Siento que, el cine que por lo menos me gusta más, es el cine que le exige al espectador que colabore, que no te da todas las respuestas, sino que te propone que participes y tú también armes, con las piezas y la información que te estamos dando, tus respuestas, tus reflexiones y que participes de la película".
Las cineastas tenían claro que, al momento de filmar, no se trabajaría el formato como si se tratase de una biografía o cronología de hechos. Su enfoque se concentró en el impacto, en la huella, en la resonancia y la trascendencia de la propia Senobia.
"Lo quisimos hacer desde un sentido muy 'senobiano', que el fuego fuera importante en la película, trabajar con mucha levedad, con inmediatez, con lo que pudimos encontrar, con lo que había e involucrar a estas mujeres, que para ellas también creo que fue una experiencia bonita y bien especial.
Muchas nos lo decían: 'A estas alturas de mi vida, ¿qué voy a andar haciendo una película?' y entrar en este juego con nosotras, de ayudarnos a crear este universo tan raro que es esta película que no tiene como esta cronología. Termina siendo una cosa que no es una ficción o un documental, sino que navega un poco entre los dos géneros".
Capacidad de creación
Las obra de Senobia Cerrud muestran todo un mosaico de técnicas y conceptos: pintura, escultura, etcétera. Su estética forma vínculos con la naturaleza y el entorno que rodeaba a esta artista de lo espontáneo. Todos esos objetos se muestran en su casa, en el museo que ella misma generó. Ha sido tal su legado, que las mujeres que la conocieron lo mantienen vivo de diversas maneras, algunas de ellas sin proponérselo. Son mujeres que, al recordar a Senobia, se están a punto de cruzar una frontera en la vejez, donde el ser humano ya no es tan apto para cuidar de sí mismo.
"Estamos hablando con mujeres que están al borde de esa situación. También tienen ochenta años y están todo el día dándote cuenta. Imagínate, es una situación muy fuerte darte cuenta de que estás llegando a ese punto de tu vida en el que no eres capaz de cuidar de ti mismo y que vas a depender de otro".
Es interesante cómo el diseño sonoro también coincide con estas piezas artísticas. El sonidista del proyecto se encargó de cuestionarse cuál era el sonido contenido en el espíritu de las obras senobianas. Siempre hay una reconstrucción o interpretación en la ausencia de Senobia, porque esa ausencia, de alguna forma, también la mantiene presente.
"Las películas no se terminan cuando la editas o dices el corte final. Y me gusta pensar que tampoco se terminan en la proyección, porque ahora estamos teniendo esta conversación por esa película que viste y que se supone está terminada en la pantalla. Y a mí me acaba de remover una cosa que no sé, quizá en este momento me agarró esa sensación de darme cuenta de lo vulnerable que estaban esas mujeres, hablando de un miedo presente en sus vidas", concluye Ana Endara.