
Ana Luisa (izquierda) forma parte del colectivo Voz que Clama Justicia por Personas Desaparecidas, que lo conforman cerca de 70 familias.
Hace 12 años, la vida de Ana Luisa Romo Díaz cambió por completo. Su hijo, Noé Antonio Mendoza, entonces de 18 años de edad, salió de casa y no ha regresado. La madre señala a las autoridades judiciales de Coahuila y Durango de no trabajar para localizarlo al "echarse la bolita" y no determinar dónde desapareció.
Aunque luce fuerte, Ana por un momento se quiebra al recordar a su hijo, a quien llama un "hijo de mami", pues su comunicación siempre fue cercana.
De su caso dice, no ha habido avances en más de una década, pues su expediente se encuentra extraviado y ni Coahuila ni Durango han trabajado para lograr que su hijo regrese a casa.
DESAPARICIÓN
Fue el 27 de junio de 2010, justo 12 años, que Noé salió de casa rumbo a su trabajo, que recién había obtenido en la Plaza Comercial Galerías en Torreón.
El conflicto de las autoridades estatales, está en que el joven es de Durango, pero las autoridades de Coahuila aseguran que desapareció en el vecino estado, y en Durango que desapareció en Coahuila, pues ahí se le vio por última vez y la llamada que realizó también fue en este estado.
"En el 2010, mi caso, no sabía a quién dirigirme, hasta los 8 días puse una denuncia, yo me la vivía en Fiscalía durante 6 meses, en Fiscalía de Durango; era echarse la bolita Durango y Coahuila. A la fecha seguimos igual, sin nada", dijo la madre de familia, ataviada con una playera que luce la fotografía de su hijo.
En su ir y venir, se unió al colectivo Voz que Clama Justicia por Personas Desaparecidas, creado en 2019.
Desde este grupo, ahora conformado por hasta 70 familias, apoya a quienes comienzan su andar, al desaparecer un familiar. Con cada madre que relata su angustia y dolor, Ana revive su pesadilla.
Desde su dolor, Ana ha tomado fuerzas para brindar ese acompañamiento que requieren las familias, trabajo que ha dado frutos, pues ha logrado la localización de dos personas, justamente una de Coahuila y otra en Durango.
En estos largos años, el colectivo ha logrado la localización de personas desaparecidas al interior de los Ceresos en diferentes entidades del país.
"Por ejemplo, en Jalisco encontramos a una persona que estaba registrada con otro nombre y él decía tengo 3 años, no me he contactado con ni familia", dijo Ana Luisa quien culpa a las autoridades de estar coludidas.
MÁS EMPATÍA
Sobre el tema de los migrantes, Ana llama a las familias a tener mayor empatía hacia ellos y extenderles la mano cuando sea posible.
"La apatía de la gente es lo que más te duele. Ponernos en los zapatos porque nadie estamos exentos de una desaparición o de poder ser desplazados", recalcó la madre de familia, quien seguirá su lucha hasta tener a su hijo de regreso en casa.