Cuando te conviertes en mamá, crees que es el momento de mayor felicidad que se puede experimentar, y es que traer vida a este mundo es sin lugar a dudas una maravilla, a simple vista uno no está haciendo nada especial, sin embargo, está creando una vida dentro de sí las 24 horas del día, creando vida, haciendo un nuevo ser humano. ¿No es maravilloso? Pero, Si bien crear vida es algo increíble y sumamente satisfactorio, lo que viene después, después de las desveladas, de las desmañanadas, de los berrinches, de los terribles dos, y de todo lo que conlleva tener hijos chicos en casa, lo que viene después es lo más satisfactorio de todo.
Cuando los ves crecer, cuando los ves aprender, cuando los ves independientes, cuando los ves realizarse como personas, cuando los ves felices, cuando los ves coleccionando logros y satisfacciones, es ahí cuando valoras cada momento de crisis, cada pelea, cada tropiezo y cada frustración.
Cuando te ves ahí, sentada en frente del escenario esperando a que el rector del colegio mencione el nombre de tu hija y la ves pasar al frente a recibir su diploma porque el día de hoy se gradúa con honores de una de las mejores escuelas de Estados Unidos, ahí es cuando levantas tu cara y abres tu colorida cola cuál pavo real y dices: esa de ahí que acaban de nombrar, esa que saco las mejores notas y gano tres awards, ¡esa es mi hija! Señores, ese es el momento de mayor felicidad que una madre puede sentir después del nacimiento de sus hijos, ¡verlos culminar etapas importantes con el mayor de los éxitos!
Cuando te voltea a ver y te dice "lo logré" con la mirada, te das cuenta de que tan importante fueron todas esas noches de desvelo, todos esos berrinches y todas esas friegas en las que la apoyabas, la ayudabas a estudiar, la llevabas sus prácticas etcétera, para que ella hoy pueda ser lo que es, tu mayor orgullo.
Nunca subestimen la importancia de que los hijos se realicen y la importancia de que sepan que los únicos límites y los únicos obstáculos que existen entre ellos y la posibilidad de lograr todo lo que se proponen es no intentarlo. Señores, el "no" ya lo tienen, ese es el punto de partida de todo, de ahí hay que darle para adelante, hay que vencer los miedos y decir: "claro que puedo" y caerse y levantarse más veces de las que uno puede imaginarse, y entre más veces te caigas y más veces te pares, el aprendizaje es más grande.
¿Han escuchado acerca de la teoría de los 60 segundos? Yo nunca lo había escuchado hasta el día de hoy que la medallista olímpica de atletismo (Tokio 2021) Gaby Thomas que además es exalumna de la escuela donde se graduó mi hija, lo menciono en su discurso a los graduados:
Existen 60 segundos en los que todas las personas nos cuestionamos si vale la pena arriesgarnos a hacer algo que nos permitirá triunfar, en el caso de Gaby son los 60 segundos que pasan desde que el juez dice "in your marks" hasta que dice "go"; Generalmente es en esos 60 segundos en donde el miedo nos invade y decidimos no lanzarnos a lo desconocido, a no arriesgarnos, a no salir de nuestra zona de confort.
¿Qué hubiera pasado si Gaby Thomas hubiera sucumbido ante esos 60 Segundos de miedo? Seguramente hoy no tendría una medalla de oro y una de plata colgadas de su cuello y muy probablemente no sería la mujer que es, y hoy no sería la invitada especial para dar el discurso de graduación a la clase del 2022 del Williston Northampton School, realmente seria una lástima pues es una mujer maravillosa que tiene mucho que enseñarnos; sin embargo, ella no se rindió.
Así como tampoco se rindió mi hija ni ninguno de los 97 compañeros de clase que hoy culminaron una de las etapas más importantes de su vida, y la estrategia está en cerrar los ojos y decirnos a nosotros mismos que, si podemos hacerlo, que somos capaces, que somos fuertes, que somos suficiente y lanzarnos a hacerlo, lo peor que puede pasar es que no lo logres y eso te dará la fuerza para levantarte y prepararte para la siguiente vez que lo intentes para que en esa ocasión alcances los resultados que quieres.
Creemos erróneamente que la gente que alcanza sus metas, las alcanza de forma fácil de la noche a la mañana y no nos detenemos a pensar que detrás de cada medalla, detrás de cada diploma, detrás de cada logro, hay un sin fin de noches sin dormir y de lagrimas derramadas, un sin fin de caídas, y un sin fin de "no vas a poder" escuchados. Si todos se rindieran con cada tropiezo, hoy no tendríamos nada de lo que tenemos.
Se, de primera mano que estos últimos 3 años no fueron miel sobre hojuelas en la vida académica de mi hija, me constan las lágrimas, me constan las noches sin dormir, me constan los enojos, me constan los "ya no quiero seguir", me constan porque yo estuve ahí para escucharlos todas las veces que sucedieron, y sin importar la distancia ni la hora del día, siempre estuve ahí para decirle: "Claro que puedes, yo confío en ti y sé que lo vas a lograr", "¿Te caíste?, te paras, miras al frente a tu obstáculo y le preguntas: ¿Qué me quieres enseñar? ¡Y de acá para adelante!"
Es por eso que hoy tengo lágrimas en los ojos de satisfacción, de orgullo y de felicidad, de ver que mi hija, que apenas hace 18 años traje al mundo, hoy me hace la madre más orgullosa de ver en lo que se ha convertido y de saber que ella va a lograr en la vida todo lo que se proponga y más, porque ella sabe, y yo también, lo que es capaz de hacer, porque ya no le imponen ni la paran esos 60 segundos de miedo en su cabeza. Hoy ya se sabe que el cielo es el límite.
Te invitamos a seguirnos en nuestras redes sociales, en Facebook como vibremospositivo, en instagram como @jorge_lpz, @vibremos_positivo2020 y @yad.rajamim, escribenos a [email protected].