Según mi esposo, en una maleta hay que echar siempre un traje de baño, una chamarra y algo para taparse la cabeza (siendo pelón, entiendo perfectamente esa prioridad). Es un viajero perpetuo y un experto en el arte de saber qué y cómo empacar para un viaje, por el contrario, yo soy una especialista en eso de hacer maletas y lograr que cualquier cosa quepa. Heredé de mi madre el ser una master empacadora. Lo de qué llevar siempre se me ha complicado: pasé de siempre llevar de menos y hacer corajes, a llevarme todo mi clóset… y seguir haciendo corajes.
Es como si llenar la maleta con todas nuestras pertenencias nos hiciera sentir que estamos protegidas y sí, sí creo que llevar suficiente y sentirnos "bien vestidas" para cada ocasión es importante para la paz mental, pero, de ahí a ir como el Pípila, definitivamente hay una enorme diferencia.
Y es que el secreto de las maletas (y empiezo a pensar que también de la vida) no es hacer que todo quepa, sino aprender a elegir bien qué meter y se va a usar, pero sobre todo… qué sacar, porque ya no hace falta. Que ya no necesitas cargar y qué ya no se te puede nunca olvidar. Las cosas que vamos metiendo en las maletas van cambiando con los años. En la vida pasa igual la mayoría de las veces y nos damos cuenta tarde, de cosas que hemos estado cargando que ya no son necesarias. De cosas, compromisos o personas que adquirimos que no hacen falta. Nos urge aprender a viajar más ligeros y no andarnos haciendo tantas bolas. En los viajes y también en la vida.
Cada uno de nosotros soporta en su espalda el peso de las situaciones vividas en forma de maleta emocional. Su contenido son recuerdos y experiencias de diferentes tamaños que de alguna manera quedan reflejados en nuestra piel. Si no aprendemos a vaciar nuestra maleta de las experiencias tóxicas y negativas, cuanto más tiempo pase, más cargada estará y mayor peso tendremos que soportar, repercutiendo en nuestro estado de ánimo y relaciones. Llevar a cuestas nuestra maleta emocional sin sacar de vez en cuando lo que llevamos dentro genera heridas emocionales que son importantes sanar. Hay que aprender que nos sirve y que no, asi como la gorra para el sol es indispensable, seguramente hay prendas que no sirven para nada y que es mejor sacar de la maleta o de plano no meterlas desde el principio, yo por ejemplo nunca pensaría en llevar tacones a ningún viaje, simplemente me estorbarían.
Cada experiencia que vivimos deja huella de una u otra manera. Lo relevante es que esta huella nos sirva para impulsarnos y crecer en lugar de generar cadenas que nos aten al pasado. No es lo mismo avanzar con heridas emocionales que se abren y que duelen, que con heridas que han sido sanadas y nos han proporcionado una oportunidad de aprendizaje.
La culpa, la sensación de traición o abandono, las críticas, los vacíos de las ausencias o la carga de la frustración conforman, entre otras, ese peso que nos hace caminar despacio y nos impide disfrutar. Pero, ¿Cómo deshacernos de todo eso que nos estorba?
Revisa cada tanto tu maleta y reflexiona sobre lo que llevas dentro, tanto lo que hayas incorporado tú como lo que hayan depositado otras personas. Tómate tu tiempo. Aunque no puedas verlo, está presente en tu día a día. Ten en cuenta que muchas de tus reacciones tienen que ver con el peso que soportas: para aliviarlo tendrás que aprender a diferenciar entre lo que te ayuda y lo que no.
Aprende a vaciarla soltando todo aquello que te tiene preso del pasado y te agota. Acepta tus errores, identifica y conoce tus emociones, dale alas a tus sueños, descubre tus fortalezas, valórate y sobre todo, aprende que crecer es aceptar lo que te pasa y no luchar contra ello, sino encontrarle una enseñanza.
Recuerda que, a veces, soltar no es un simple adiós, sino un agradecimiento por lo aprendido para seguir avanzando. Dejar ir el peso que nos paraliza de nuestra maleta emocional es un gran paso para permitir que entren otros sentimientos y experiencias nuevas, algunos nos ayudarán a seguir creciendo y otras tendremos que sanar de nuevo, pero así es la vida.
Saber que todos tenemos una maleta que cargar nos hará más fácil el saber como relacionarnos con la gente que llega a nuestra vida, pues sabremos que si bien uno carga en su maleta sus historias de vida, el otro tiene un pasado que también lo define, nadie es perfecto, aprende a soltar, pero también a aceptar que el otro está luchando por sacar de su maleta lo que no le sirve, solo así podrás relacionarte sanamente con los demás.
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