Hospital General de Massachusetts dedicó sus servicios durante la época más álgida de la pandemia. (ARCHIVO)
Gaby Hobbs, hematóloga-oncológica del Hospital General de Massachusetts (MGH, por sus siglas en inglés) -uno de los centros médicos de Estados Unidos, que durante la época más álgida de la pandemia, dedicó sus servicios a la completa demanda de COVID-19-, habló de ómicron y el futuro que nos depara frente a la aparición de nuevas variantes, el rediseño de tratamientos antiCOVID y la posición de la comunidad científica y la población: ¿cómo actuar para enfrentar la emergencia sanitaria?
En entrevista, la investigadora clínica explicó que para reconocer cuál es la variante del COVID-19, contraída por un paciente positivo, se lleva a cabo una secuenciación genética completa. Este tipo de estudio -ahondó- no es el mismo que se realiza para saber si te contagiaste o no; se trata de una investigación más exhaustiva (efectuada en laboratorios especializados) acerca del coronavirus, que se realiza -habitualmente-, cuando la incidencia de la enfermedad va al alza, esto quiere decir que los nuevos casos comienzan a acelerarse, un indicio que una nueva variante circula probablemente en la población.
"Esta actividad monitorea y asegura que no surjan nuevas variantes; si los casos aumentan, es una señal que quizá hay una variante nueva, como sucedió con delta y ómicron", detalló Hobbs, que dirige el programa de investigación de pacientes con neoplasias mieloproliferativas (MPN), del hospital estadounidense.
Hasta la fecha, la información acerca del comportamiento de esta variante es escaso, sin embargo, estudios preliminares sugieren que ómicron es más transmisible y, además, tiene la capacidad de "escapar" de la respuesta inmune generada por las vacunas o por una infección previa del COVID-19. En este sentido, la doctora explicó que esto se debe a que los anticuerpos que combaten al SARS-CoV-2 son muy específicos y, a su vez, combaten partes determinadas del virus y las vacunas -hasta ahora disponibles-, las cuales se han diseñado para dirigirse -exclusivamente- a la proteína pico "S" del virus, a través de la que el coronavirus accede a las células humanas.
"La proteína S cambia un poquito en cada una de las variantes": aunque la proteína S de las variantes beta y delta se parezca -por ejemplificar-, son diferentes, por ello, las vacunas no alcanzan una eficacia del 100%, ya que son diseñadas a partir de una proteína que no se mantendrá estática en las nuevas manifestaciones del virus, sino que con su evolución cambiará constantemente. En el caso específico de ómicron, "Spike" (como también se le llama a esta proteína) registra 32 de las 50 mutaciones.
Fue así que Gross indicó que la mayoría de las mutaciones que se han reportado -hasta el momento- se encuentran en la proteína S, pese a que hay otras partes del coronavirus que presentan cambios, "esta es la parte más susceptible a mutar y que vuelve a ómicron más transmisible".
Así como se ha expresado sobre las vacunas y antivirales antiCOVID, un estudio publicado este miércoles -22 de diciembre-, en "Nature", refiere que los tratamientos de anticuerpos monoclonales -unos de los más prometedores- también pierden eficacia frente a ómicron. Por ello, la especialista del MGH expresó que, del mismo modo que los biológicos, podrían ser rediseñados, pero fue muy puntual al aseverar que el rediseño no es la solución para combatir la pandemia. Para Gross, lo esencial es evitar que el SARS-CoV-2 siga transmitiéndose.
"(Los anticuerpos monoclonales) son muy caros y difíciles de administrar, la mayoría de pacientes que los necesite -generalmente- no podrá recibirlos", expuso la doctora. "La clave es encontrar maneras de detener la pandemia para que no se necesite rehacer las mismas medicinas", destacó.
¿COVID-19 y ómicron, enemigos de la humanidad?
Desde que inició la pandemia, gran parte de la comunidad científica -entre ellos, el biólogo evolutivo Antonio Lazcano- han referido que, los virus existen desde mucho antes que la humanidad misma, por lo que -en términos generales- es nuestra especie la que invadió su hábitat. Ante este planteamiento, Gross refirió que es un enemigo, en el entendido que nos enferma y afecta la calidad de nuestra salud. Lo que es un hecho, además, es que no podremos eliminar a virus y patógenos completamente, pero debemos aprender a vivir con ellos "de manera sostenible y segura".
"Si tod@s tenemos la posibilidad de vacunarnos y mientras recibamos más dosis, la infección y sintomatología no será tan severa, como ocurriría sin la pauta de vacunación. Con ello, las personas pueden tener la tranquilidad de que si se enferman, lo más probable es que no lo hagan con tanta severidad, como habría ocurrido al principio de la pandemia, cuando no existían estos tratamientos", expresó.
Tentativamente, estudios internacionales refieren que ómicron es más transmisible, pero menos severa que sus coetáneas, como delta o la manifestación primigenia del COVID-19, por lo que se ha especulado que sería esta variante la que propiciaría la "inmunidad de rebaño", al contagiar a la mayoría de la población sin peligrarla. En lo concerniente, la investigadora dijo que aún es muy pronto para llegar a esa conclusión pues, pese a su rápida propagación, no existen aún evidencias suficientes que revelen que no causará más hospitalizaciones y muertes.
"Ojalá (produjera la inmunidad de rebaño), pero no se sabe todavía. Inicialmente, los estudios refieren que ómicron puede ser más leve que delta, pero la realidad es que no tenemos la suficiente información para saberlo con certeza, y no quiero que al pensar en eso bajemos la guardia", ahondó.
El peligro que sea más transmisible -prosiguió- estriba en que se infectarán muchas más personas al mismo tiempo; algunas de ellas la atravesaría asintomáticamente, pero quienes cuenten con factores de riesgo o un sistema inmunodeprimido no dejarían de estar en riesgo: "aún hay la posibilidad que un gran número de personas padezcan COVID-19 grave". Esto conlleva, además, que los sistemas sanitarios se colapsen -como al inicio de la pandemia- y no pueda atender a todas las y los pacientes que lo requieren.
A la postre, la doctora Gross reconoció que en los últimos dos años la comunidad científica y la población mundial ha aprendido mucho acerca del COVID-19, por lo que el combate frente a ómicron no será desde cero; reconocer el papel de la ciencia y la forma que ha afrontado la emergencia sanitaria, a través de la creación de vacunas es esencial. Por ello, instó a las y los lectores a no destensar las medidas sanitarias; continuar con el uso de cubrebocas, lavado de manos, realización de pruebas que garanticen encuentros de Navidad y Año Nuevo seguros, y evitar las aglomeraciones, pues son medidas efectivas, que han demostrado eficacia a la hora de disminuir contagios.